Una de las reglas más importantes en cuanto a encuadre y composición de vuestras fotografías es la regla de los tercios, aunque más que una regla es un truco o consejo para dar una apariencia más profesional a las capturas.
La práctica más común en fotógrafos novatos es la de centrar el elemento fotografiado en el encuadre pero esto puede ser un error ya que nos convierte en productores de fotografías de carnet. Cada fotografía puede ser vista o, mejor dicho, cada escena puede ser fotografiada de mil y una maneras, pero algunas son más correctas que otras. La simetría no es la opción correcta para todas nuestras fotografías aunque algunas, como los macros, demanden este tipo de composición.
La regla de los tercios es simple. Consiste en dividir mentalmente nuestro encuadre (aunque hay teléfonos que nos facilitan esto mediante la activación de una rejilla en pantalla) con dos líneas horizontales y dos verticales de forma que veamos nuestra composición como la unión de 9 bloques idénticos. Los cuatro puntos en los que se cruzan las líneas, puntos de encuadre o zonas áureas, son los puntos de interés para nuestros ojos y nuestro cerebro y, por tanto, son los que nos indican dónde deberemos colocar aquellos elementos a destacar de la fotografía.
En caso de existir más de un elemento de interés, trataremos siempre de colocarlos en puntos opuestos de nuestro encuadre y evitaremos, en la medida de lo posible, saturar estos puntos ya que conseguiríamos el efecto contrario al que buscamos con la aplicación de esta regla, y es el no destacar nada en la fotografía.
En el caso de la fotografía de paisajes, la regla de los tercios no se aplica por puntos o zonas áureas, sino con las líneas en sí. Aunque, de nuevo, la tendencia natural es centrar el horizonte o la línea del suelo en la fotografía, la regla marca que lo más correcto es colocar el horizonte en la línea inferior, reservando así un tercio de la fotografía para la zona bajo el horizonte y los dos tercios superiores a la zona del cielo. Aunque en ocasiones y si la composición así lo requiere, podemos invertir las posiciones y dedicar el tercio superior al cielo y los dos inferiores al suelo.
No hay que olvidar que en determinadas composiciones, como fotografías de detalle, macros (como comentamos al principio) y demás, la fotografía demandará otros encuadres. Esta forma de composición no debe aplicarse sistemáticamente a cada instante que capturemos, la experiencia nos dirá cuándo seleccionarla de entre otras posibilidades.
Es una regla, de los tercios, sencilla que se aprende con rapidez y que logrará que nuestras imágenes transmitan mucho más y con un aspecto mucho más profesional.