Las habitaciones de los niños deben ser diseñadas tomando en cuenta tanto funcionalidad, como los aspectos estéticos que garanticen que aquellos se sientan a gusto en esos espacios. Muchas veces cuando decoramos estas habitaciones, hacemos énfasis en el aspecto visual, mientras que descuidamos la importancia de la aplicación de medidas de seguridad y pasamos por alto el destino que los pequeños de la casa dan a dichas áreas.
Para lograr el éxito a la hora de planificar la configuración que queremos dar a los dormitorios, debemos tomar en consideración, como aspecto de primer orden de importancia, los intereses y las necesidades de sus habitantes. Los adultos cumpliremos una función de guía y consejo, para orientar los deseos de los niños a buen término, pero jamás debemos ser los protagonistas. Nuestra labor en este proceso, será otorgar las condiciones más idóneas, para que ellos se desarrollen bajo un entorno seguro, promoviendo el orden y la armonía entre los elementos.
Pensando en tu bienestar y el de tu familia, a continuación, te planteamos un conjunto de consideraciones a tomar en cuenta y líneas generales que puedes seguir, para afrontar la aventura de decorar habitaciones infantiles. De igual modo, te invitamos a dar rienda suelta a la innovación y a desplegar tu creatividad, para lograr los mejores resultados.
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Importancia de los espacios libres
Uno de los principales errores que podemos cometer a la hora de planificar la disposición de los elementos del mobiliario en las habitaciones, es saturar los espacios con demasiados objetos. Si bien algunos son necesarios para cumplir fines ornamentales o satisfacer las necesidades de los niños, cuando estos son muy numerosos, limitan la posibilidad de que sus habitantes pueden jugar y desplegar toda su creatividad con libertad.
Por ello, te invitamos a minimizar la utilización del área con la que se cuenta, mediante la utilización de mobiliario multipropósito. Este tipo de elementos, permite que se puedan realizar distintas actividades, sin tener que recurrir a distintas estructuras, lo cual te ahorrará mucho espacio.
Elección de colores
La paleta de colores que seleccionemos para decorar las habitaciones de los niños, deberá tomar en cuenta la personalidad de ellos y las sensaciones que deseamos promover. Como es probable que muchos conozcamos, cada color que utilizamos en las paredes y el mobiliario de los hogares, ejerce un efecto emocional distinto sobre las personas que los habitan.
En primer lugar, se recomienda emplear maderas blancas o de colores claros, pues se ha determinado que éstos otorgan una sensación de armonía y calma. Esto no quiere decir que se deba prescindir totalmente de las maderas oscuras, sino que su uso debe reservarse para resaltar algunas áreas específicas.
Por otra parte, podemos pintar las paredes en color blanco, cuando queramos otorgar una sensación de limpieza, pureza y paz. Las tonalidades claras de azul, pueden emplearse para propiciar la relajación y serenidad, por lo cual resulta tremendamente útil para habitaciones de los peques más revoltosos. Los matices del verde son un buen modo de establecer conexión con la naturaleza, mientras garantiza efectos sedantes y potencia la concentración. Las distintas tonalidades de amarillo (pero, principalmente las más claras) dan sensación de calidez y amplitud, pero, en paralelo, dan sensación de energía, por lo cual puede obstaculizar el descanso si se emplea en áreas muy extensas.
El color violeta suele emplearse como medio de favorecer la creatividad y mejorar la memoria, mientras calma a los más pequeños. El rojo claro puede usarse en algunos detalles específicos, para otorgar mayor cantidad de energía y fomentar la extroversión en niños tímidos. El rosa claro, es muy utilizado por su función de potenciador de la felicidad y la fantasía. El negro sólo debe utilizarse sólo en los detalles, pues este color se asocia con lo lúgubre y luctuoso cuando se utiliza en exceso.
Espacios diferenciados
A pesar de que las habitaciones infantiles se encuentran en una única estancia del hogar, resulta conveniente crear áreas diferenciadas para descansar, estudiar y jugar. Esto puede realizarse en habitaciones más grandes, pues las más pequeñas posiblemente no cuenten con la cantidad de área requerida. Las distintas zonas deben utilizarse de modo exclusivo para llevar a cabo las funciones que les fueron asignadas, por lo cual no pueden mezclarse sus elementos. En la porción destinada al estudio, debe procurarse la concentración, por lo cual no debe haber juguetes ni se debe disponer de colores muy fuertes. En la zona de juego deben llevarse a cabo actividades de carácter lúdico, así como recreativas y artísticas, por lo cual, en sus instalaciones, no deben realizarse las tareas del cole.
Separar cada zona en razón de su función, ayudará a que los niños sepan discernir cuales actitudes deben exhibir en distintos lugares, mientras crea sentido de responsabilidad y disciplina.
Compartimientos para guardar juguetes
También es importante disponer de muebles que permitan que cada niño guarde sus juguetes y sus útiles de estudio cuando no esté utilizándolos. En tal sentido, se pueden colocar cajones y armarios etiquetados claramente, para separar los objetos, atendiendo a algunos criterios preestablecidos. Muy a menudo suelen utilizarse armarios que cuentan con pequeñas ruedecillas, para movilizarlos de un lugar a otro, para facilitar la recolección de los objetos.
Medidas de seguridad
Como regla general, se procurará la utilización de materiales acolchados en paredes y bordes de muebles para proteger a los niños de los golpes, así como deberá evitarse la utilización de elementos que pueden provocar que resbalen. También es necesario colocar sistemas de bloqueo en ventas y tapas de seguridad en enchufes.